Una persona con una nutrición adecuada rica en fruta y verdura, debe ingerir 1,5 l. de agua al día, preferiblemente entre las comidas para no alterar el proceso digestivo. Está recomendado tomar dos vasos de agua al levantarse para poner en marcha el organismo y su mecanismo de limpieza.
¿Cuáles son las causas de una hidratación insuficiente? ¿Cuáles los errores más desconocidos en la forma de hidratarnos en el día a día?
Nuestro cuerpo está formado en un 70% de agua. La proporción de agua en nuestro organismo varía con la edad y el sexo. Actúa como transporte, diluye y filtra sustancias nutritivas y de desecho, participa en la mayoría de reacciones metabólicas y regula la temperatura corporal. Las perdidas de agua se hacen a través de las heces, el sudor, la orina y la respiración.
El agua da flexibilidad y elasticidad a los tejidos, especialmente en las articulaciones. Como ejemplo, cuando hay deshidratación el cuerpo saca agua de donde puede y uno de los lugares habituales son los discos intervertebrales dando lugar a posibles protrusiones o hernias discales.
Por otro lado, las tendinopatías de repetición, las contracturas musculares, la fatiga, el bajo rendimiento físico o intelectual o la osteoporosis también estarían relacionadas con una deficiente hidratación. Concretamente con la escasa absorción de agua en el proceso digestivo (como sería en casos de acidez tisular debido a una dieta rica en proteína animal) que se eliminaría por la orina arrastrando consigo minerales necesarios.
Cuando sudamos también perdemos numerosos minerales, por eso el sudor sabe salado y amargo. Entre ellos las vitaminas C, B1, B6 y ácido fólico, sodio, calcio (importante en la contracción muscular), potasio y magnesio. La carencia de los dos últimos suele ser causa de los calambres musculares, en estos la fruta es buena fuente de minerales.
Una causa que a menudo no relacionamos con la falta de agua es la cefalea. El tejido más sensible a la falta de agua es el tejido nervioso, es el que antes comienza a afectarsey como sintoma más habitual el dolor de cabeza. Lo habrás experimentado sin duda en días de calor intenso, cuando las necesidades de agua aumentan por el exceso de sudoración, sientes sed continua y muchas veces dolor de cabeza. Pero también en el día a día… Más de una vez habrás tomado un antiinflamatorio para un dolor de cabeza provocado por deshidratación y realmente fue el vaso de agua en el que disolviste el sobre o tragaste la pastilla el que te alivió y el que realmente necesitabas.
Además la ingesta insuficiente de agua, puede causar fatiga, mareos, boca seca, pulso rápido y la piel seca y enrojecida.
Cuando aparece la sensación de sed ya se han producido cambios orgánicos. Esta sensación es regulada por el hipotálamo en el cerebro, igual que el hambre y el sueño. Pero, a veces, la sensación se interpreta mal y cuando tenemos sed o sueño, sentimos hambre, de forma que el cuerpo, da por hecho que el agua necesaria la obtendrá de los alimentos. Por otro lado, muchas personas piensan que la sed es el único síntoma de deshidratación, y así, si no siente sed, no está deshidratado. Esta noción es completamente equivocada, el cuerpo es sabio y cuando de forma mantenida la ingesta de agua ha sido reducida o limitada la señal de alarma que nos envia el cerebro «LA SED» es anulada. Escuchamos a menudo en la consulta «no bebo agua porque no tengo sed…». En estos casos hay que reeducar al cuerpo y beber sin sed durante algún tiempo ingiriendo ese litro y medio tan necesario.
Se pierden 2,5 l. de agua diarios que aumentan con la actividad física. Es de entender, por tanto, que la cantidad de agua que entra en el organismo tiene que ser igual que la que sale, evitando la deshidratación y el colapso circulatorio. Pero a parte de no beber suficiente líquido la deshidratación puede darse incluso cuando se ingiere una cantidad adecuada de agua como una ingesta excesiva de ciertas bebidas como, café y alcohol, que tienen propiedades diuréticas. El consumo excesivo de café o alcohol combinado con la ingesta insuficiente de agua a veces puede causar deshidratación severa.
Por tanto, es muy importante la ingesta de agua para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, es el motor de la compleja maquinaria que es nuestro cuerpo.
Otro error de importancia en la ingesta de agua es la cantidad y el tiempo. Es un error muy tipico en las personas que dicen no gustarlas el agua, que ingieran ese litro y medio obligado de una vez, o en dos tandas a lo largo del día. La capacidad de absorción del cuerpo es limitada, como mucho un vaso de agua cada 30 minutos, el resto como si no lo tomases. Por tanto esas personas no llegan a ingerir más de uno o dos vasos al día…