Antes de hablar de los beneficios y las indicaciones de la fisioterapia debemos explicar que “la tercera edad” es un término que hace referencia a la población de personas mayores, normalmente de 65 o más años; tiempo en el cual se acentúa el envejecimiento.
Envejecer es el proceso gradual y espontáneo de maduración a lo largo de la vida, que supone unos cambios tanto físicos como psicológicos. Estos cambios provocan declive de la salud física y mental, es decir que a medida que envejecemos somos más propensos a enfermedades, pero eso no significa que no se pueda llevar una vida feliz y saludable.
Es un proceso inevitable en todos los seres vivos, no siendo el hombre la excepción. Por lo tanto los objetivos principales de la fisioterapia se centran en la prevención, diagnóstico y tratamiento temprano de las diversas patologías manteniendo las funciones en un nivel optimo, el mayor tiempo posible.
La actividad física en personas mayores resulta altamente beneficiosa, obligatoria e imprescindible para mantener calidad de vida. Tras una lesión o en el caso de presentar patología añadida, la actividad física además es necesaria como recuperación y readaptación. El papel de los fisioterapeutas en estas actividades terapéuticas resulta fundamental para medir la capacidad y objetivo en cada caso.
La actividad física para la tercera edad es un tema muy importante, así, el hecho de que una persona adulta se plantee iniciar, continuar o potenciar una actividad física, puede suponerle por una parte un cambio sustancial en su vida interior, ya que le ayudará a aumentar su equilibrio personal, mejorar su estado de ánimo y su salud, ayudándolo a mantener las actividades de la vida diaria, ganando con ello calidad de vida en la tercera edad. De esta forma, la autonomía, la vitalidad y la motivación personal provocan un muy positivo beneficio a nivel psicológico.
La fisioterapia puede aplicarse como parte de un tratamiento rehabilitador, o simplemente para reforzar el estado físico de los ancianos, prevenir patología y trastornos propios de la edad y fortalecer su capacidad consiguiendo una mejora en la calidad de vida.
En gerontología, los fisioterapeutas trabajan de diferentes maneras y en ambientes diversos: en centros de la tercera edad (donde por lo general realizan actividades grupales), en centros de fisioterapia (donde los pacientes acuden por indicación médica o en busca de una solución alternativa para sus problemas físicos) o de forma particular, acudiendo al domicilio del paciente.
Cualquier programa de ejercicio físico debe ser personal, teniendo especial cuidado con las personas mayores de que el programa propuesto se adapte a las posibilidades reales de su capacidad física. Para ello es obligatoria una exhaustiva valoración previa que incluya una anamnesis completa y la exploración cardiovascular respiratoria y músculo-esquelética.