Hoy en día todo el mundo sabe lo que son los meniscos, o mejor dicho cree saberlo. Se calcula que cada 1.000 horas de fútbol, aparecen unas diez lesiones de menisco, sin embargo, con un buen trabajo de fisioterapia para compensar y en casos más graves e indicados con ayuda de las nuevas técnicas quirúrgicas y de trasplante, estas alteraciones no tienen que significar el fin de una carrera como deportista.
Están por todas partes “ mi prima la del pueblo de ha roto el menisco” , “pues a la pescatera fíjate que le tienen que operar del menisco” . Como ya sabemos todos “de política y medicina todo el mundo es experto”.
Asi que desde Corpore Fisioterapia, para dar un poco de ciencia al tema y no seguir con habladurías hemos decidido hablar esta vez de forma clara y basándonos en fuentes fiables de lo que son los meniscos.
Vamos a hablar de los meniscos de la rodilla en este caso, porque aunque no sean tan famosos tienes otros meniscos en otras articulaciones.
¿Qué son los meniscos?
Empecemos con la definición oficial: “Los meniscos son fibrocartílagos en forma de semiluna que rellenan los espacios comprendidos entre superficies articulares del cuerpo, y poseen la función de estabilizar la articulación y servir de “tope” para los movimientos exagerados de la misma; además absorben el impacto de choque entre las superficies articulares, aumentando la superficie de contacto”.
Traduzcamos esto para que todos nos entendamos . Los meniscos de la rodilla podríamos definirlos, por su parecido, como dos almohadillas en forma de cuña situadas en el espacio que hay entre el fémur (hueso del muslo) y la tibia (uno de los huesos de la pierna). Están compuestos de agua en un 72%, colágeno, proteoglicanos y elastina, como principales componentes (básicamente agua + proteinas).
Los meniscos están fijados a la tibia en su parte superior. Están ahí, principalmente, para evitar que tu rodilla haga movimientos más amplios de los que debería, así como para absorber el impacto causado por tu peso al caminar, correr o hacer otra actividad que implique soportar el peso de tu cuerpo.
Podríamos decir que los meniscos son amortiguadores. Además, hacen que la tibia articule con el fémur. Digamos que los meniscos aportan la forma necesaria para que un hueso se pueda mover sobre el otro, lo que se llama congruencia; ya que las superficies de ambos huesos mencionados distan mucho de ser una para la otra, en cuanto a su forma se refiere. La superficie articular del fémur es convexa (redondeada hacia abajo) y la de la tibia es prácticamente plana.
Vascularización e inervación
Los meniscos están vascularizados (les llega la sangre) sólo en su periferia (aproximadamente 10-30% de la zona externa de los meniscos). Al resto del menisco le llegarían los nutrientes por difusión (a través del líquido sinovial-líquido que nutre y lubrica la rodilla). La arteria encargada de suministrar a los meniscos es una rama de la arteria poplítea.
La inervación (sensibilidad etc….) les llega de una rama del nervio peroneo común.
Los meniscos de la rodilla son dos.
El menisco menisco medial o interno
El menisco medial o interno tiene aproximadamente 3.5 cm de longitud. Tiene forma de C Ocupa alrededor del 60% del área de contacto articular del compartimento medial de la rodilla (zona interna de la rodilla).
En el menisco se pueden diferenciar lo que se llaman cuernos, uno anterior y otro posterior. El cuerno anterior se une a la tibia en la parte anterior, bien fuera del platillo tibial (la superficie superior relativamente plana de la tibia). Su cuerno posterior es significativamente más ancho que el anterior, y la longitud es mayor si medimos de adelante a atrás (anteroposterior) que si medimos de fuera a dentro (lateromedial). El cuerno anterior se inserta en la tibia por delante del ligamento cruzado anterior y el cuerno posterior delante del ligamento cruzado posterior.
La zona media del menisco se funde con la cápsula de la articulación de la rodilla (membrana que rodea la articulación). Este menisco es bastante fijo, debido a que presenta esta unión con la cápsula a través de los ligamentos coronarios, que de hecho no son más que engrosamientos de la cápsula, a través de los cuáles se insertará en la tibia (también los hay para el menisco externo, pero con una unión más laxa/flexible). Además, el menisco interno también se adhiere al ligamento lateral interno (lo cuál tendrá gran importancia en las lesiones meniscales y de ligamentos).
El menisco lateral o externo
Es casi totalmente circular y más pequeño y móvil que el menisco interno. Ocupa alrededor del 80% del área de contacto articular del compartimento lateral de la rodilla. Al igual que el menisco medial, presenta un cuerno anterior y un cuerno posterior. El ancho es homogéneo en su cuerno anterior y posterior. También, hay un ligamento meniscofemoral anterior o de Humphrey que desde la porción posterior del menisco se inserta delante del ligamento cruzado posterior y un ligamento meniscofemoral posterior o de Wrisberg que desde el menisco se inserta por detrás del ligamento cruzado posterior (en algunas fuentes se habla de que también se insertan en el ligamento cruzado posterior y que podrían ser inconstantes).
Cabe destacar que el menisco externo o lateral no está unido al ligamento lateral de la rodilla, lo que contribuye a su mayor movilidad.
El ligamento transverso de la rodilla une anteriormente ambos meniscos lo que permite que se muevan conjuntamente en los movimientos de la rodilla. Es también destacable la presencia de ligamentos meniscopatelares (desde el menisco a la rótula).
Funciones de los meniscos
- Distribución de la carga. Parece ser que los meniscos aumentan en un 75% la superficie de contacto entre el fémur y la tibia, lo que se traduce en un reparto de la carga más homogéneo. Si no estuvieran los meniscos, y debido a la forma de las superficies articulares del fémur y la tibia, toda la carga se centraría en la zona media de la articulación. Sin embargo, los meniscos aumentan esta superficie, favoreciendo el mejor y más amplio reparto de la carga/fuerza. Imagina que pones una bola de bolos en el suelo. El suelo recibirá toda la carga en el único punto de contacto entre la bola y el suelo. Si ponemos un cojín entre el suelo y la bola, la superficie de contacto aumentará y la carga se distribuira en más puntos de contacto, gracias al cojín.
- Función de amortiguación. Los meniscos absorben parte del impacto/fuerza al que se ve sometida la rodilla. En el ejemplo anterior, el de la bola de bolos… imagina que dejas caer la bola contra el suelo, auch! pobre suelo. Ahora pon el cojín en medio. Sí, mucho mejor, hay una absorción de parte del impacto. Pongamos otro ejemplo… estás en un coche y hay bandas sonoras. Si los amortiguadres funcionan bien, notarán un leve movimiento del coche. Si los amortiguadores están viejos o son de baja calidad, el coche dará un salto, al tiempo que generará un ruido, y notarás un impacto en la espalda que incluso puede llegar a causar dolor. Los meniscos evitan que pase esto a nivel de tus rodillas.
- Mejora la congruencia articular. Simplemente se encarga de proporcionar la forma adecuada para que la tibia y el fémur encajen como si de un juego de lego se tratase.
- Mejora la estabilidad articular. Le da a la articulación de la rodilla un extra de estabilidad, ayudando así a los ligamentos. Es sabido que cuando hay lesión del ligamento cruzado anterior con la consiguiente alteración de la estabilidad de la rodilla, esta inestabilidad es mayor si el menisco interno se ha visto afectado también. La posible inestabilidad mencionada sería anteroposterior, pero cabe destacar que los meniscos también contribuyen a dar estabilidad rotacional (cuando giras la rodilla) y en el valgo y varo de rodilla(rodillas para dentro o hacia afuera en x o en paréntesis )
- Contribuye a la movilidad de la rodilla. Cabe destacar que aunque los meniscos están sujetos a la tibia, tienen cierta movilidad (como ya te he comentado) y ésta contribuye a la movilidad general de la rodilla.
- Otras funciones que se le suelen atribuir a los meniscos son: lubricación articular, nutrición del cartílago e importancia en la propiocepción (ya hablamos de esto en otro post) de la rodilla (gracias a la presencia de mecanorreceptores en los meniscos).
Movimientos de los meniscos
En flexión y extensión de rodilla, los meniscos van a seguir el movimiento de la tibia. Cuando la rodilla se mueve en extensión (cuando “estiras” la rodilla) los meniscos se van a desplazar hacia delante y cuando la rodilla se mueve en flexión (cuando “doblas” la rodilla) los meniscos se mueven hacia atrás.
En los movimientos de rotación interna y externa, los meniscos van a seguir a los cóndilos femorales (la parte del hueso fémur que está en contacto con los meniscos). En rotación externa el menisco interno se desplaza hacia atrás y el externo hacia delante y en rotación interna el menisco externo se desplaza hacia atrás y el interno hacia delante.
¿Qué pasa cuando se lesionan?
Los meniscos de rodilla se lesionan por movimientos repetitivos de rotación de la tibia y flexión que van degenerando el material del que están compuestos. Un traumatismo fuerte puede romper repentinamente un menisco generalmente deteriorado previamente o simplemente puede ser efecto de este desgaste progresivo sin antecedente de golpe, caída o movimiento brusco. El grado de lesión abarca desde la parameniscitis (inflamación de los tejidos blandos circundantes al menisco, con microrroturas en su estructura) a una rotura parcial, total o incluso desinserción del menisco. Antiguamente estas lesiones se solventaban con una extracción del menisco roto. Hoy se tiende a técnicas menos agresivas, evitando en lo posible la cirugía y la meniscectomía, y con un importante papel del fisioterapeuta.
Cuando se extrae parte del menisco, la zona de contacto con la superficie de carga en la rodilla se reduce y las presiones aumentan de forma significativa, dando lugar a un mayor desgaste de las superficies condrales, siendo mayor cuanto más tejido ha sido eliminado. El riesgo de artrosis de la rodilla aumenta enormemente. En cuanto a la absorción de impactos de las rodillas sanas tienen una capacidad de un 20% mayor que las sometidas a meniscectomías. Además, la meniscectomía en presencia de una insuficiencia del ligamento cruzado anterior, incrementa de forma significativa la laxitud anterior de la rodilla. Debido a que las roturas traumáticas de los meniscos, por lo general se producen en sujetos jóvenes y activos, es muy necesario conservarlos y de esta forma minimizar los cambios degenerativos. La fisioterapia es fundamental en estos casos pues consiguiendo mejorar la fuerza y estabilidad de la rodilla prevenimos un desgaste mayor y la posibilidad del regreso a las actividades anteriores.
Si tienes un trabajo o estilo de vida físicamente exigente, en Corpore Fisioterapia Bilbao podemos ayudarte a volver a estas actividades y mejorar la forma de hacerlas.
Si eres es un atleta y tu objetivo es volver a tu deporte, tu fisioterapeuta te ayudará a recuperar completamente la fuerza, resistencia, flexibilidad y coordinación para ayudar a maximizar el retorno al deporte y prevenir otras lesiones derivadas. Volver a tu deporte varía mucho de una persona a otra y depende de la gravedad de la lesión, estado físico del paciente, el objetivo y meta deportivos y el tipo de deporte. En Corpore Fisioterapia teniendo en cuenta estos factores, diseñamos un programa de rehabilitación personal con terapias, ejercicios y pautas para entrenamiento. En caso de haber existido cirugía el tipo de técnica y lesión determinarán mucho los tiempos y el protocolo de recuperación en fisioterapia.
Los objetivos de la rehabilitación en lesiones de mniscos, ya sean quirúrgicos o no, son la recuperación de la fuerza muscular, la elasticidad de la rodilla, la coordinación y el equilibrio. Es imprescindible un trabajo de propiocepción.
¿Y cuando la indicación es cirugía?
Los últimos tratamientos se basan en el desarrollo de nuevos tejidos artificiales, compatibles con el organismo humano, pero fabricados en laboratorios; aquí también se cultivan células de cartílago, que pueden contribuir a regenerar tejido. Por eso, los especialistas aseguran que el futuro del tratamiento traumatológico se centrará más en la biología, hasta que estos especialistas deriven en cirujanos-biólogos.
Con la llegada y la generalización de las técnicas artroscópicas, en la década de los 80, el tratamiento de las roturas meniscales se ha beneficiado del denominado abordaje quirúrgico mínimamente invasivo. La artroscopia se sirve de una cámara del grosor de un lápiz, con la que los cirujanos pueden monitorizar el interior de la rodilla y reparar la lesión, a partir de una pequeña incisión. Sin embargo, en determinados casos, las opciones terapéuticas quedaban constreñidas a la extirpación del menisco, o meniscectomía.
Las reparaciones de menisco suelen necesitar más tiempo de recuperación que las meniscectomías. El fisioterapeuta te ayudará a reducir el dolor y la inflamación, y recuperar la funcionalidad de su rodilla. En ocasiones, en la fase de recuperación, deberá llevar una férula para proteger el menisco reparado. Estas férulas permiten la extensión completa de la rodilla pero limitan la flexión, con el fin de prevenir estrés en la reparación del menisco. La rapidez en la recuperación está determinada por diversos factores, entre ellos, la cirugía realizada, la gravedad de la lesión y las preferencias del cirujano. Su fisioterapeuta le enseñará un programa de ejercicios para realizar en casa, así como consejos básicos para la prevención.
En el centro de Fisioterapia Corpore de Bilbao estamos a tu disposición para tratar esta patología y otras lesiones ayudándote en una recuperación absoluta. No dudes en consultarnos tu problema y te asesoraremos sin compromiso sobre los posibles tratamientos en cada caso.
Puedes llamarnos al 94 424 29 38 o escribe un mail a info@corporefisioterapia.com. BILBAO
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Bibliografía :
The Human Meniscus: A Review of Anatomy, Function, Injury,and Advances in Treatment (2014) de Alice JS Fox y col. , The knee meniscus: structure-function, pathophysiology, current repair techniques, and prospects for regeneration (2011) de Eleftherios A. Makris, MD y col., The menisci: basic science and advances in treatment (2000) de Ehud Rath y John C Richmond, The menisco-femoral ligaments (1995) de Wan AC y col., The incidence and cross-sectional area of the meniscofemoral ligament (2006) de Nagasaki S y col.